El vall de gallinera se viste de blanco by rosmcal
La gente que no conoce la Marina Alta (Alicante) puede suponer que es una pesadilla de hormigón, pero en realidad es una zona montañosa en gran parte virgen, con sus valles salpicados de pequeños y discretos pueblos agrícolas. En los valles más bajos, los agricultores cultivan cítricos; en los humedales costeros de El Marjal, cerca de Pego, se cultiva arroz, y en los valles más altos, almendros y cerezos.
Las cerezas son tan apreciadas que tienen su propia denominación de origen, Montana de Alicante. Las mejores del momento son “estrelladas” y la semana pasada se vendían a 14 euros la caja de 2 kilos.
Son 16 kilómetros desde Benirrama, el primer pueblo, con su castillo árabe del siglo XI en ruinas, hasta Benissili, el final de la ruta. Como se puede deducir por los nombres, estos pueblos fueron originalmente moriscos hasta la Reconquista, e incluso después hasta la expulsión definitiva de los moriscos de España en 1609. La zona está salpicada de pueblos abandonados y otros recuerdos de la historia morisca. En lo alto del valle, Alcalá de la Jobada fue la residencia del rey moro Al Azraq.
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¿Le gusta mantenerse activo y disfrutar de la belleza que ofrece la naturaleza? Además de la Ruta de los Ocho Pueblos, que te lleva por los antiguos caminos a través de los ocho pueblos, hay muchas otras rutas de senderismo que te llevarán por el valle.Desde Casa La Vall en Benialí también puedes recorrer el Arte Rupestre (3 kilómetros), el Mirador del Xap (3 kilómetros), La Forada (9 kilómetros) y la Cima de la Safor (17 kilómetros). ¿Necesita ayuda para encontrar la ruta adecuada? Puede encontrarlas todas en Wikiloc.¿Le gustaría hacerlo mientras la naturaleza está en su máximo esplendor? En 2020, la revista española de viajes Condé Nast Traveler nombró la floración de cerezos del valle la más bella de España. Dicen que marzo, cuando la floración es plena, es el momento ideal para visitarlo. Aunque puede ser cierto, nosotros diríamos que el valle es hermoso todo el año.
Triumph Thunderbird 1600 CV-925 & CV-952 Costa Blanca
Licor de cerezas elaborado con cerezas procedentes de cerezos cultivados en el “Vall de la Gallinera”. Un valle que, gracias a sus abundantes lluvias, su lejanía del mar y su altitud, se convierte en el lugar idóneo para el cultivo de esta fruta, que además de su sabor y dulzor tiene propiedades antioxidantes y antiinflamatorias.
Para su elaboración se utilizan cerezos especiales, que producen la fruta más temprana y dulce y que son tratados de forma ecológica. Elaborado sin ningún tipo de colorante artificial, con fruta 100% natural y siguiendo un proceso tradicional para su preparación, recolectándola a mano, deshuesándola y dejándola macerar durante 3 meses, tras los cuales estará lista para embotellar.
Vall de la gallinera cerezos del momento
El otoño es mi estación favorita, y lo ha sido desde mi primer encuentro con los brillantes colores otoñales de los árboles caducifolios en Nikko, Japón, hace más de cuatro décadas. Desde entonces, siempre he esperado este espectáculo anual dondequiera que haya vivido: Estados Unidos, Canadá, Reino Unido y Alemania.
Ahora que vivo en el sur de Valencia, he llegado a aceptar que se trata de un fenómeno natural al que he renunciado. Aunque los gingkos y los álamos adquieren un llamativo color amarillo, son los rojos y naranjas del otoño los que deleitan mis ojos. Suponía que para disfrutar de estos colores tan intensos había que viajar a las regiones más frías de España, quizás a Asturias y Galicia, o a Cantabria, Navarra y el País Vasco, e incluso al norte de Francia.
Por eso me asombra tanto encontrarme con un espectáculo tan espectacular a tan sólo unos minutos en coche de la Vall de Gallinera, en Alicante. He bautizado esta zona con el nombre de Irohazaka, por la famosa atracción del follaje de colores que cubre las laderas de las montañas de Nikko durante el otoño. Y, si estuviéramos en Nikko, todo el valle estaría repleto de autobuses turísticos recorriendo estas sinuosas carreteras de montaña. Estábamos allí un domingo, y nadie más consideraba que la metamorfosis de las hojas del verde al rojo, naranja y púrpura fuera algo digno de admiración, o que mereciera siquiera una segunda mirada. Todos los demás coches pasaban a toda velocidad. Qué suerte para nosotros tener estos campos y laderas de magníficos colores para nosotros solos…
